Se ha vuelto a resucitar el tema. Lo primero es que es triste que este dogma no tenga nombre; se reúnen los teólogos, profesionales y aficionados, y en cuanto hablan de un nombre se ponen a discutir de su significado y de la conveniencia de su definición, pero nada de la grandeza de María y de lo que le debemos.
He visto propuestas para su definición que sólo dicen que María es Corredentora, Medianera y Abogada; evidentemente la discusión teológica se queda dando vueltas al significado de estos términos y su incompatibilidad con la exclusividad de Jesucristo, sin decir nada de las Glorias de María.
El tema es tan cariñoso, que es difícil, con la abundancia de información disponible, no caer en la ilusión de querer abarcarla toda en otro dogma; por otro lado, precisamente esta abundancia, demuestra que no se requieren más dogmas; yo procuraré ceñirme a lo que propongo.
A mí me parece que las oposiciones que se interponen antes de poder explicar la Maternidad Universal de María, desaparecen si las consideramos según la síntesis armónica de Calcedonia, "sin división y sin confusión".
Ante todo tenemos que estudiar la explicación del Misterio de la Encarnación que se dio en el Concilio de Calcedonia: Jesucristo es verdaderamente Dios y Hombre "sin división y sin confusión"; después, como añadidura, se puede considerar que si esta síntesis armónica se aplicara a otras oposiciones, se podrían resolver todas satisfactoriamente.
Aquí contemplaremos los tres aspectos que, a veces, se han propuesto para el llamado quinto dogma.
Entender la Corredención sin división ayuda a ver que la Corredención de María no le quita ningún "trozo" de cristiano, ni un grupo de cristianos, a Cristo Redentor.
Y entenderla sin confusión, aclara que Ella, Inmaculada e inocente, acompaña maternalmente al Hijo en el Redimir Filial.
El problema de la corredención mariana es semejante al que tienen los que no entienden la conjunción de la gracia y la libertad, que es otro caso para aplicar la síntesis armónica. Por eso siempre será incomprensible para pelagianos y protestantes, que quizás se convertirían mirando a María Corredentora.
Don Laureano Castán Lacoma, en su magnífica obra "Las Bienaventuranzas de María", (BAC Minor no 22), dice en el apartado "Precisiones teológicas" de la pag. 289:
"Hay que evitar posturas extremas. Por una parte, no se puede minimizar la participación redentora de la Virgen a lo que sería solamente la aplicación a nosotros, por los méritos de María, de los frutos de la pasión de Cristo, ni tampoco parece ser suficiente admitir una corredención como la que correspondería a María simplemente por ser Madre del Redentor. Hay que admitir que la Señora aportó para nuestro rescate, de una manera directa, además de su maternidad divina, una aceptación generosa y dolorosa de la pasión de su Hijo y de sus propios dolores, y un ofrecimiento consciente de la víctima divina al Padre, en unión con Cristo y subordinada a Él".
"Por otra parte, hay que explicar esa corredención de María de forma que no aparezca como independiente de la de Jesucristo, ni tan perfecta como la de Él, ni simplemente paralela, sino totalmente participada y subordinada a la de Jesucristo".
En resumen, no se puede minimizar, hasta hacerlo algo puramente pasivo sin realidad operativa, ni maximizarlo como puramente activo operando independientemente de la gracia redentora de Cristo.
Considerarlo puramente pasivo es no reconocer que hay, por parte de María, cooperación activa con la gracia, la cual es también gracia. Esto estaría en la línea de pensar que que lo que es imposible al hombre, también es imposible a Dios.
Entenderlo como puramente activo es no reconocer que sin Dios nada podemos hacer. Esto estaría en la línea de pensar que lo que sólo es posible a Dios es también posible al hombre.
La verdad es que "lo que es imposible al hombre es posible a Dios". Es la gracia redentora de Cristo la que subsume la corredención de María, haciéndola realizarse realmente por la misma gracia. Tan inmensa fue la redención de Cristo que se hizo a su Madre corredentora.
Por eso puede decir Don Laureano en la bienaventuranza 35 de la fe intrépida de María en el Calvario (pag 290): "Bienaventurada fue María, porque su fe, en la hora más difícil, fue fruto por igual de la gracia que el Padre derramó a torrentes en su alma y de la generosa correspondencia que ella le prestó".
Para terminar añadiré lo que escribe Don Laureano en esta misma página:
"Las escuelas teológicas tienen todavía un amplio margen para investigar y aquilatar más lo referente al mérito de la Virgen como corredentora. Nosotros nos quedamos con lo dicho, invitando a los lectores a que, más que profundizar en un examen especulativo sobre la corredención de María, procuren sacar de ella todas las consecuencias de devoción y de alabanza marianas que de la misma se desprenden. Una de ellas puede ser el pronunciar y meditar devotamente esta bienaventuranza mariana: Bienaventurada la Virgen Dolorosa, que no se escandalizó de Cristo en el Calvario, porque, gracias a su fe intrépida y vivida, fue, en unión con Cristo, corredentora de los hombres".
Es un tema difícil que involucra el problema de la libertad y la gracia, pero teniendo en cuenta los trabajos de la Escuela Tomista de Barcelona, podemos decir que la luz aquí se puede tener de considerar que el anhelo que tiene la materia por el bien, le es inducido cuando es concreada con su ser.
Con esos anhelos María moldea maternalmente la corredención de sus hijos redimidos por Cristo.
Es eficiente porque las inclinaciones son suyas; no se confunde porque las inclinaciones son inducidas.
Cristo es el Redentor y María es el modelo, el "molde". San Luis Mª Grignon de Montfort dice que María es como el "molde" con el que es má fácil hacer un santo, y la bola del mundo de la Medalla Milagrosa, como explica Jean Guitton, es como el "molde" que significa a María.
Santa Teresita, explica que Dios ama más no sólo a los que más perdona sino también a los que les quita las piedras del camino para que no caigan y así se siente amada como los pecadores perdonados. Esa es la función del "molde": que no caigan en la tentación. Así hacen las madres con sus hijos.
La Encarnación ha sido con el "Fiat Maternal" de María que acoge el "Fiat Creador"del Padre; de la misma manera la "Mediación Maternal" de María no quita nada a la "Mediación Filial" del Hijo de Dios.
La Mediación Materna de María se definiría de modo más contundente si se definiera en "particular" para todas y cada una de la gracias, conocidas y no conocidas, recibidas por todos los hijos de Dios durante toda su vida.
En la gracia de la perseverancia final sería abogada y en la gracia de la Redención sería corredentora.
El dogma podría ser: "Maternidad de María en todas la gracias".
Si María medió en la Encarnación, odiar su Mediación Universal es Satánico.
Nada extraño es que el esposo de la medianera de todas las gracias tenga "la de socorrer en todas la necesidades", como nos enseñó Santa Teresa de Jesús.
La confianza en María nos aleja de la "soberbia presunción de justicia", como decía San Agustín al advertirnos que no nos desviemos a la derecha, pues reconociéndola como Medianera de Todas las Gracias, nos mantiene en la humildad de reconocer la necesidad de la gracia y el hecho de que todo bien viene de Dios.
Los dos "fiat" más trascendentales de la historia, se corresponden de manera que no hay "confusión" posible.
FIAT (creador) <===> fiat mihi (maternal) |
Para precisar que en su extensión tampoco hay "división" sería buena la definición del dogma.
Contra todo prejuicio o preferencia gnósticos, María medió en la Encarnación
Sacerdote (Jesucristo) per ipsum (Canon de la Misa) por Ella (María está en el Calvario y "en todas nuestras celebraciones eucarísticas", "Ecclesia de Eucharistia", nº 57) Medianera de todas las gracias
Ahora (medianera, descendente), y en la hora de nuestra muerte (antes y después) (abogada)
Nueva fiesta "Maria Madre de la Iglesia", precisamente el lunes de Pentecostés
"Hay que hacer de la devoción al Espíritu Santo lo que hizo San Luis María Grignon de Montfort de la devoción a María". (Mr. Luis María Martínez, "El Espíritu Santo", I,I).
El primer retiro carismático fue el de Pentecostés con María Madre.
Sin María no hay Pentecostés (Benedicto XVI): sin María no hay carismáticos.
María armoniza lo teológico y lo carismático
Pentecostés empieza por María
María no es una invitada al cenáculo de Pentecostés. Es la anfitriona
Lo teológico y lo carismático se armonizan en el Rocío
"Que todo el mundo sea Rocío", JUAN PABLO II, El Papa Rociero
Jesucristo quiso tener a su Madre junto a Él en el Calvario: nosotros también la podremos invocar en nuestra buena muerte que invocamos con San José.
"Sabemos bien que la consolación prometida por el Espíritu Santo no consiste simplemente en palabras hermosas, sino que se traduce en un ensanchamiento de la mente y del corazón para que podamos ver nuestra situación en el marco más amplio de toda la creación sometida a dolores de parto mientras espera la revelación de los hijos de Dios (cf. Rm 8, 19-25)". Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a los obispos, sacerdotes y fieles católicos de la región de oriente próximo con ocasión de la Navidad, 21 de diciembre de 2006
"No hay Iglesia sin Pentecostés. Y quiero añadir: no hay Pentecostés sin la Virgen María". Benedicto XVI, Regina Caeli 23 de mayo del 2010
BENEDICTO XVI: "Si no hay Iglesia sin Pentecostés, tampoco hay Pentecostés sin la Madre de Jesús"
Aquí podría ser oportuno aclarar un tema que surge tras el pensar simplista que como el Espíritu Santo es Abogado y María también, tenemos en la familia una semejanza trinitaria entre "el padre", "los hijos" y "la madre" que sería el amor, el Espíritu Santo. Así se podría llegar a pensar "la absurda posibilidad de ser el Espíritu Santo madre del Hijo de Dios y esposa del Padre”, como protesta San Agustín.
Pero la semejanza trinitaria es de otra manera.
En primer lugar hemos de notar que en esto el padre y la madre son lo mismo. Maternal o paternal, da lo mismo, cuando se trata de cosas espirituales, como explica Monseñor Luis María Martínez y Rodríguez, Obispo de México; correlativamente están "los hijos" y el amor hay que verlo en el que se tienen "los padres a los hijos" y "los hijos a los padres".
La familia no es trinitaria porque tiene padre, madre, e hijos, sino porque se constituye por matrimonio (“padre - madre”, una sola cosa), “hijos”, y “amor” de padres a hijos y de hijos a padres.
Así se hace referencia al "misterio grande" que San Pablo refiere a Cristo y a la Iglesia Esposa de Cristo; el de Cristo y la Iglesia, Dios e Israel, Creador y creación que gime con dolores de parto.
El "fiat creador" del Padre resuena en el "fiat maternal" de María que abarca a Jesús, a Israel, a las naciones y al cosmos entero; "sin división" porque los dos lo abarcan todo, y "sin confusión" porque uno es creador y el otro es maternal.
De los escritos del Padre Kolbe
"El Espíritu Santo obra únicamente por medio de la Inmaculada, su Esposa" (Kolbe 634).
"María, por el hecho de ser Madre de Jesús Salvador, llegó a ser corredentora del género humano, mientras que por el hecho de ser la esposa del Espíritu Santo, toma parte en la distribución de todas las gracias" (Kolbe 1229).
"También en nosotros Ella es Madre de Dios... y nos hace dioses y madres de Dios que engendran a Jesucristo en la almas" (Kolbe 486).
"La vida sobrenatural también tiene una Madre: la Madre de la Divina Gracia". (San Maximiliano Kolbe, conferencia 18-6-1939).
R e s u m e n | Sin división | Sin confusión |
Corredentora | Redimen todo el cristiano y todos los cristianos | Él, como los mercedarios y Ella es la Virgen de la Merced |
Medianera | En todas las gracias para todos los hombres | Él, recibiéndonos del Padre y Ella pesentándonos al Padre |
Abogada | "Todos" estaban juntos con la Madre de Jesús | El Espíritu Santo es huesped y María es anfitriona |
Manuel María Domenech Izquierdo |
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