(Puesto a modo de advertencia contra las "constancionalidades" cuando y donde las hay) |
"Ahora tenemos que luchar contra un perseguidor insidioso, contra un enemigo
engañoso, contra el anticristo Constancio.
Éste nos acaricia el vientre, pero nos apuñala por la espalda.
No nos confisca los bienes para darnos la vida, sino que nos enriquece para
darnos la muerte; no nos impulsa hacia la libertad encarcelándonos, sino hacia
la esclavitud recibiéndonos en su palacio; no nos maltrata, sino que se apodera
de nuestro corazón; no nos corta la cabeza con la espada, pero nos
quiere degollar el alma con el oro;
no nos amenaza oficialmente con quemarnos, pero secretamente
enciende el fuego de la gehena; no lucha para que no le venzamos, pero nos adula
para dominarnos; confiesa a Cristo para negarle; busca la unidad para impedir la
comunión y oprime a los herejes para que no haya cristianos".
(Palabras de San Hilario de Poitiers,
Contra Constantium Imperatorem, 4-5 - PG 10, 580-581)
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