Oración Navideña a Nuestra Señora de la ResistenciaEl soplo de Judeacubre el duro pesebre. No hay frío que te quiebre el regazo materno que alborea. Te acecha hasta el rocío, la fatiga apuñala. Tu verbo es voz que exhala un hágase hecho fuego o desafío. Todo es pobreza en torno, mulas, bueyes, rastrojos. Pero alzaste tus ojos y fue holgura de estrellas el contorno. Atrás la peripecia que anunciara Isaías, las noches con sus días la niebla indócil, este sol que arrecia. Por delante el cauterio sangriento y herodiano: Al vuelo de tu mano el himno muerto se volvió salterio. Un presagio de cruces, tormentosos calvarios. Prefiguras rosarios y el cielo monta guardia de arcabuces. Simeón que predice tu corazón lanceado. Mas no hay en tí pecado, el carillón del templo te bendice. Señora a quien no encierra su talón la serpiente. María resistente devuélvenos la patria en esta tierra. Si lo quieres, Señora, al pliegue de tu manto como ayer en Lepanto la gracia marchará conquistadora. Con tu capellanía será amable el exilio. Danos, Madre, tu auxilio, queremos ser las tropas de María. |
Antonio Caponnetto |
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