El día 15 de agosto del 2006, festividad de la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma al cielo, en la clausura del campamento juvenil organizado por la "Asociación de la Inmaculada y San Luis Gonzaga" se proclamó esta consigna para animar a los acampados a tenerla por tal durante toda su vida.
Manuel María Domenech Izquierdo |
Todavía fosforescen en nuetras retinas las imágnes del Papa en Valencia durante el V Encuentro Mundial de las Familias.
Hemos estado este año "vivendo nuestra misa", "haciendo de los mares y la tierra como un inmenso altar", en lucha contra las bestias que vienen del mar y de la tierra", las que representamos el día de las familias.
Todos "alrededor de una mesa" que ahora es altar de Sacrificio y al fin será la del "Banquete de Bodas del Cordero".
Dios vive en familia, y viviría en familia, por ser trinidad, aunque no hubiera creado nada.
La primera Misa se celebró en familia y en ella se cumplió la promesa que anunciaron los profetas al dársenos a María como Madre, la Reina que vive, la reina que vuelve.
En la casa solariega nos esperan Padre y Madre cuando, los hijos de María, volvamos de la guerra contra el Dragón, la bestia y el falso profeta que promete fraternidad sin familia.
Cuando, para desprestigiar a Jesucristo, le dijeron que su familia quería verle, dijo Él que "el que cumple la voluntad de su Padre, ese es su hermano, su hermana, su Padre y su Madre".
Sí. Somos familia de Luis de Francia y Fernando de Castilla. De Isabel, la Católica, y de las isabeles de Hungría y Portugal. De Hermenegildo, Recaredo y Santiago. De Rosa de Lima, de Juan Diego y Fray Escoba. De Pelé, Luis Gonzaga y de los franciscos de Borja y de Javier.
Somos hermanos. Hijos de Ish-fanim, de Hispania, de España. Raza de Hispanidad, que al ser resto de cristiandad, nos hizo Hijos de Dios, y, por eso, somos familia de Dios.
Hagamos siempre con Él vida de familia.
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