Aquí, en el Castillo de la Mota de Medina del Campo murió Isabel la Católica, con aquel testamento en el que te nombra después de tu hermano Juan
"en vno con el bien auenturado e digno hermano suyo el apóstol Santiago, singular e exçelente padre e patrón destos mis regnos e muy marauillosa e misericordiosamente dado a ellos por Nuestro Señor por speçial guardador e protector".
La que en el mismo testamento se dice ser:
"Doña YSABEL, por la gracia de Dios rreyna de Castilla, de León, de Aragón, de Seçilia, de Granada, de Toledo, de Valençia, de Galizia, de Mallorcas, de Seuilla, de €erdeña, de Córdoua, de Córçega, de Murçia, de Jahen, de los Algarbes, de Algezira e de Gibraltar e de las yslas de Canaria; condesa de Barçelona e señora de Vizcaya e de Molina; duquesa de Athenas e de Neopatria; condesa de Rosellón e de €erdania, marquesa de Oristán e de Goçéano".
Y que sigue profesando la fe, la tuya, la de los concilio toledanos, la nuestra:
"Estando enferma de mi cuerpo de la enfermedad que Dios me quiso dar e sana
e libre de mi entendimiento; creyendo e confesando firmement todo lo que la
sancta iglesia cathólica de Rroma tiene, cree e confiesa e predica,
señaladamente los siete artículos de la diuinidad e los siete de la muy
sancta humanidad, segund se contiene en el credo e símbolo de los apóstolos
e en la exposiçion de la fe cathólica del grand Conçilio Niçeno, que la
sancta madre iglesia continuamente confiesa, canta e predica, e los siete
sacramentos della; en la qual fe e por la qual fe estoy aparejada para por
ella morir, e lo reçibiría por muy singular e exçelente donde la mano del
Señor, e así lo protesto desde agora e para aquel articulo postrero de biuir
e de morir en esta sancta fe cathólica, e con esta protestaçión ordeno esta
mi carta de testamento e postrimera voluntad, queriendo ymmitar al buen rey
Ezechías, queriendo disponer de mi casa cómmo si luego la ouiese de dexar.
E primeramente encomiendo mi spiritu en las manos de Nuestro Señor Ihesu
Chripto, el qual de nada lo crió e por su preçiosíssimo sangre lo redimió.
E puesto por mí en la cruz, el suyo encomendo en manos de su eterno Padre,
al qual confieso e cognozco que me deuo toda, por los muchos e ymmensos
beneficios generales que a todo el humano linage e a mí, como vn pequeño
yndiuiduo del, ha fecho, e por los muchos e singulares beneficios
particulares que yo, indigna e pecadora, de su ynfinita bondad e ynefable
largueza, por muchas maneras en todo tiempo he reçebido e de cada día reçibo;
La Isabel que después de testar lo que desea de su sepultura dice:
"Pero quiero e mando que si el rey mi señor eligiere sepultura en otra qualquier iglesia o monasterio de qualquier otra parte o lugar destos mis reynos, que mi cuerpo sea alli trasladado e sepultado junto con el cuerpo de su señoría, por que el ayuntamiento que touimos biuiendo, e que nuestras animas espero en la misericordia de Dios ternan en el çielo, lo tengan e representen nuestros cuerpos en el suelo".
¡Que no se divorcie nadie más, Señor Santiago! Que los hijos tengan padres para siempre, que los necesitan para la vida y para la muerte. ¡Hasta la parejas de los más viles animalillos permanecen juntas mientras las crías los necesitan!. Nada funciona bien si no se usa tal como ha sido dieñado y nuestra naturaleza es diseño divino. ¡Pisa con los pies de tu caballo al enemigo de natura humana!. Que mientras no haya familia habrá tercer mundo...
Camino(s) ascendente(s):