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De alabastro son tus rodillas bellas, columnas hermosas de fábrica excelsa. Tus pies, Gran Señora, son tan al compás que la arquitectura no puede hacer más. VIRGEN DE TEJEDA Madre de Clemencia, ya estás retratada de pies a cabeza. Perdona los yerros de mi pobre lengua, por muy dichoso me tengo Virgen, hermosísima Reina. |
Que en esta mi esperanza goce felicidad eterna. Ya es hora de despedirnos si nos concedes licencia. Mi estrlla está conocida mi frotuna ya frecuenta que me condene nmo importa ni que me quite la vida más para ser homicida aun el Cielo me ha quitado. Llévame contigo al Cielo Nadre mía muy querida, y si no, sufra en el suelo yo mi pena merecida. Pero no cese mi intento ni mi enemigo tirano que ha puesto en mi regia mano un eficaz instrumento. |
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