"Es necesario construir la sociedad a la luz de las Bienaventuranzas, caminar hacia el Reino en la compañía de los últimos". (Twit de SS. El Papa Francisco 4-6-2015)
"Si estalla la tercera guerra mundial (y la última), la cuestión debatida
será rotundamente si se debe hacer el paraíso en la tierra sin contar con la otra
vida o si se debe contar con la otra vida para hacer el paraíso en la tierra.
Son dos herejías que luchan entre sí: porque la verdad cristiana es que no se puede
hacer de ningún modo el paraíso aquí sino solamente en la otra vida -con un
pálido reflejo aquí: el reflejo del Sermón de la Montaña".
LEONARDO CASTELLANI Th. D. "Psicología Humana", Ed. Jauja ISBN 987-95078-27 p.33
"Para que la sociedad humana constituya un reflejo lo más perfecto posible
del reino de Dios, es de todo punto necesario el auxilio sobrenatural del cielo".
"Pacem in terris", JUAN XXIII, n.168
Esta escena evangélica se representó, gracias a Dios, en agosto del 2009 en el campamento
Los Arces, ensayando el estilo de predicación oral según se explica en:
Breve introducción a los evangelios, del P. Leonardo Castellani
(El libro "El Evangelio de Jesucristo" del P. Leonardo Castellani,
prologado por Juan Manuel de Prada, ha sido editado por Ediciones Cristiandad.
ISBN: 9788470575693).
Se puede representar con mucha flexibilidad: desde un solo acampado vestido
de Jesucristo hasta incluir caballos cabalgados por soldados romanos, pasando
por más o menos apóstoles según el público asistente.
Se puede incluir un grupo de fariseos y saduceos y un grupo de niños molestando
que Jesucristo llama a su vera sin interrumpir el sermón.
Los repetidores abarcarán, cada uno, un semicírculo de unas 50 personas. En la
periferia de cada semicírculo se situarán 2 o 3 trductores para sendos
semicírculos, y así sucesivamente hasta cubrir todos los asistentes.
Se descubrió a partir del primer ensayo que no se puede practicar la
predicación oral con fluidez y sin pérdida de bloques, si no se establece
este sencillo "protocolo de comunicación":
Los repetidores se vuelven a mirar a su precedente para esperar información
cuando han dicho todo lo que tenían por decir.
Sólo dicen lo que tienen por decir cuando todos sus siguientes les miran
esperando información.
Fue un gran impacto en las familias el oír el Sermón de la Montaña de
esta manera.
Sólo se recitarán los textos en negrita, punto por punto sucesivamente.
Los números de los versículos se sitúan al final de cada uno para clarificar
el margen izquierdo del texto.
Introducción
De todo cuanto se ha escrito, lo más excelso son las Sagradas Escrituras.
De ellas, lo principal es el Nuevo Testamento.
Del Nuevo Testamento, lo más nuclear es el Sermón de la Montaña.
La perla del Sermón de la Montaña son las Bienaventuranzas.
San Mateo, en el capítulo 5o de su Evangelio nos escribe 8, San Lucas 4 y San Marcos ninguna.
El problema de los sinópticos es explicarnos cómo es posible que sean tan diferentes si los evangelistas copiaron sus evangelios y, a la vez, tan coincidentes si no los copiaron.
Es así porque son la trascripción de series de estrofas de predicación oral, repetida en el espacio y en el tiempo y aprendida por ellos de memoria, expresadas en matrices de pensamiento oriental, sin micrófonos, sin altavoces, sin más grabaciones que las
de la memoria de los oyentes.
Una de las muchas cosas que debemos a Juan Pablo II el Grande, es la inclusión explícita de los misterios luminosos en el Santo Rosario, de los cuales, el central, es la Predicación del Reino y la invitación a la conversión, lo cual se desarrolló en el
Sermón de la Montaña.
Dice el P. Leonardo Castellani que "Si estalla la tercera guerra mundial
(y la última), la cuestión debatida será rotundamente si se debe hacer el paraíso en la tierra sin contar con la otra vida o si se debe contar con la otra vida para hacer el paraíso
en la tierra.
Son dos herejías que luchan entre sí: porque la verdad cristiana es que no se puede hacer de ningún modo el paraíso aquí sino solamente en la otra vida -con un pálido reflejo aquí: el reflejo del Sermón de la Montaña".
Por todo ello, vamos a ensayar una representación del Sermón de la Montaña lo más parecida que podamos a lo que este quicio de la historia fue.
Del Evangelio según San Mateo, capítulo 5
Los textos están tomados generalmente de la
Biblia del Vaticano, adaptado al uso
europeo, cambiando, por ejemplo, el tratamiento de "ustedes" por el de "vosotros".
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. (1
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: (2
«Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos. (3
Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán la tierra en herencia. (4
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados. (5
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados. (6
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia. (7
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios. (8
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios. (9
Bienaventurados los que son perseguidos a causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos. (10
Bienaventurados vosotros, cuando seáis insultados y perseguidos,
y cuando se os calumnie de cualquier forma por mi causa. (11
Alegraos y regocíjaos entonces,
porque es grande vuestra recompensa en el cielo;
así persiguieron a los profetas que os precedieron. (12
Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar?
Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. (13
Vosotros sois la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. (14
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un celemín,
sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los de la casa. (15
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en vosotros,
a fin de que ellos vean vuestras buenas obras
y glorifiquen al Padre que está en el cielo. (16
No penséis que vine para abolir la Ley o los Profetas:
yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. (17
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra,
que pase una j o una tilde de la Ley,
hasta que todo se realice. (18
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos,
y enseñe a los otros a hacer lo mismo,
será considerado el menor en el Reino de los Cielos.
En cambio, el que los cumpla y enseñe,
será considerado grande en el Reino de los Cielos. (19
Os aseguro que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el Reino de los Cielos. (20
Habéis oído que se dijo a los antepasados:
"No matarás", y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. (21
Pero yo os digo que todo aquel que se irrita contra su hermano,
merece ser condenado por un tribunal.
Y todo aquel que lo insulta,
merece ser castigado por el Sanedrín.
Y el que lo maldice,
merece la Gehena de fuego. (22
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar,
te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, (23
deja tu ofrenda ante el altar,
ve a reconciliarte con tu hermano,
y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. (24
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario,
mientras vas caminando con él,
no sea que el adversario te entregue al juez,
y el juez al alguacil,
y te lleven a la cárcel. (25
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto. (26
Habéis oído que se dijo: "No cometerás adulterio". (27
Pero yo os digo: El que mira a una mujer deseándola,
ya cometió adulterio con ella en su corazón. (28
Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncalo y arrójalo lejos de ti:
es preferible que se pierda uno solo de tus miembros,
y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. (29
Y si tu mano derecha te escandaliza, córtala y arrójala lejos de ti;
es preferible que se pierda uno solo de tus miembros,
y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. (30
También se dijo: "El que se divorcia de su mujer,
debe darle una declaración de divorcio". (31
Pero yo os digo: El que se divorcia de su mujer,
excepto en caso de concubinato,
la expone a cometer adulterio;
y el que se casa con una repudiada comete adulterio. (32
Habéis oído también que se dijo a los antepasados:
"No perjurarás sino que cumplirás al Señor tus juramentos". (33
Pero yo os digo que no juréis de ningún modo:
ni por el cielo, porque es el trono de Dios, (34
ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies;
ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. (35
No jures tampoco por tu cabeza,
porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. (36
Sea vuestro lenguaje «sí», por sí, y «no», por no.
Lo que pasa de esto, viene del Maligno. (37
Habéis oído que se dijo:
"Ojo por ojo y diente por diente". (38
Pero yo os digo que no hagáis frente al malvado:
al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha,
preséntale también la otra. (39
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica,
déjale también el manto; (40
y si te exige que lo acompañes un kilómetro,
camina dos con él. (41
Da al que te pide,
y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. (42
Habéis oído que se dijo:
"Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo. (43
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos,
rogad por vuestros perseguidores; (44
así seréis hijos del Padre que está en el cielo,
porque él hace salir el sol sobre malos y buenos
y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. (45
Si vosotros amáis solamente a quienes os aman,
¿qué recompensa merecéis?
¿No hacen lo mismo los publicanos? (46
Y si saludáis solamente a vuestros hermanos,
¿qué hacéis de extraordinario?
¿No hacen lo mismo los gentiles? (47
Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. (48
Capítulo 6
Mirad no obréis vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos:
de lo contrario, no recibiréis ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. (1
Por lo tanto, cuando des limosna,
no vayas tocando la trompeta delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles,
para ser honrados por los hombres.
Os aseguro que ellos ya tienen su recompensa. (2
Cuando des limosna,
que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, (3
para que tu limosna quede en secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (4
Cuando vosotros oréis,
no hagáis como los hipócritas:
a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles,
para exhibirse delante de los hombres.
Os aseguro que ellos ya tienen su recompensa. (5
Tú, en cambio, cuando ores,
retírate a tu habitación,
cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (6
Cuando oréis, no habléis mucho,
como hacen los gentiles:
ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. (7
No hagáis como ellos,
porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que os hace falta,
antes de que se lo pidáis. (8
Vosotros orad de esta manera:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre, (9
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. (10
Danos hoy nuestro pan de cada día. (11
Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. (12
No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del malvado. (13
Si perdonáis sus faltas a los demás,
el Padre que está en el cielo también os perdonará a vosotros. (14
Pero si no perdonáis a los demás,
tampoco el Padre os perdonará a vosotros. (15
Cuando ayunéis,
no pongáis cara triste,
como hacen los hipócritas,
que desfiguran su rostro para figurar entre los hombres por ayunar.
Os aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. (16
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, (17
para que tu ayuno no sea conocido por los hombres,
sino por tu Padre que está en lo secreto;
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (18
No atesoréis para vosotros
Tesoros en la tierra Donde el herrumbre y polilla los comen
Donde los ladrones cavan y roban. (19
Más atesorad para vosotros
Tesoros en los cielos Donde el herrumbre y polilla no los comen
Donde los ladrones no cavan y roban. (20
Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. (21
La lámpara del cuerpo es el ojo.
Si el ojo está sano,
todo el cuerpo estará iluminado. (22
Pero si el ojo está enfermo,
todo el cuerpo estará en tinieblas.
Si la luz que hay en ti se oscurece,
¡cuánta oscuridad habrá! (23
Nadie puede servir a dos señores,
porque aborrecerá a uno y amará al otro,
o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo.
No podéis servir a Dios y al Dinero. (24
Por eso os digo: No os inquietéis por vuestra vida,
pensando qué váis a comer,
ni por vuestro cuerpo,
pensando con qué os vestiréis.
¿No vale acaso más la vida que la comida
y el cuerpo más que el vestido? (25
Mirad los pájaros del cielo:
ellos no siembran ni cosechan,
ni acumulan en graneros,
y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta.
¿No valéis vosotros acaso más que ellos? (26
¿Quién de vosotros, pensando, puede añadir un codo a la edad de su vida? (27
¿Y por qué os inquietáis por el vestido?
Mirad los lirios del campo,
cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. (28
Yo os aseguro que ni Salomón,
en el esplendor de su gloria,
se vistió como uno de ellos. (29
Si Dios viste así la hierba de los campos,
que hoy existe y mañana será echada al fuego,
¡cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe! (30
No os inquietéis entonces, diciendo:
«¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?». (31
Son los gentiles los que van detrás de estas cosas.
El Padre que está en el cielo sabe bien que vosotros las necesitáis. (32
Buscad primero el Reino y su justicia,
y todo lo demás se os dará por añadidura. (33
No os inquietéis por el día de mañana;
el mañana se inquietará por sí mismo.
A cada día le basta su aflicción. (34
Capítulo 7
No juzguéis, y no seéis juzgados. (1
Porque con el criterio con que vosotros juzguéis se os juzgará,
y la medida con que midáis se usará para vosotros. (2
¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano
y no adviertes la viga que está en el tuyo? (3
¿Cómo puedes decirle a tu hermano:
«Deja que te saque la paja de tu ojo»,
si hay una viga en el tuyo? (4
Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo,
y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano. (5
No déis las cosas sagradas a los perros,
ni arrojéis vuestras perlas a los cerdos,
no sea que las pisoteen
y después se vuelvan contra vosotros para destrozarlos. (6
Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá. (7
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. (8
¿Quién de vosotros, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? (9
¿O si le pide un pez, le da una serpiente? (10
Si vosotros, que sois malos,
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,
¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan! (11
Todo lo que deseéis que los demás hagan por vosotros,
hacedlo por ellos:
en esto consiste la Ley y los Profetas. (12
Entrad por la puerta angosta,
porque es ancha la puerta
y espacioso el camino que lleva a la perdición,
y son muchos los que van por allí. (13
Pero es angosta la puerta
y estrecho el camino que lleva a la Vida,
y son pocos los que lo encuentran. (14
Tened cuidado de los falsos profetas,
que se presentan cubiertos con pieles de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces. (15
Por sus frutos los reconoceréis.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? (16
Así, todo árbol bueno produce frutos buenos
y todo árbol malo produce frutos malos. (17
Un árbol bueno no puede producir frutos malos,
ni un árbol malo, producir frutos buenos. (18
Al árbol que no produce frutos buenos se corta
y se arroja al fuego. (19
Por sus frutos, entonces, vosotros los reconoceréis. (20
No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el Reino de los Cielos,
sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos,
éste entrará en el Reino de los Cielos. (21
Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre?
¿No expulsamos a los demonios
e hicimos muchos milagros en tu Nombre?». (22
Entonces yo les manifestaré: «Jamás os conocí;
apártaos de mí los que obráis la iniquidad». (23
Quienquiera oye estos Discursos y los hace
Es semejante a un hombre cuerdo Que edificó su casa sobre piedra. (24
Y mirad la lluvia ha caído,
Los torrentes se desataron...
Y los vientos han soplado
Y atropellaron contra la casa...
Y la casa no fue volteada
Porque estaba fundada sobre piedra. (25
Quienquiera oye estos Discursos y no los hace
Es semejante a un hombre necio Que edificó su casa sobre arena.
Y mirad la lluvia ha caído, (26
Los torrentes se desataron...
Y los vientos han soplado
Y atropellaron contra la casa...
Y la casa fue volteada
Y su derrumbe fue tremendo. (27
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, (28
porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas. (29
Capítulo 8
Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. (1
Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme». (2
Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y al instante quedó limpio de su lepra. (3
Jesús le dijo:
«No lo digas a nadie,
pero ve a presentarte al sacerdote
y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio». (4