Los Maniqueos | La Fe Católica | Los Pelagianos |
Los maniqueos dicen que el Dios bueno no es el creador de todas las naturalezas. | La fe católica contradice a unos y a otros, defendiendo, por una parte, la criatura de Dios contra los maniqueos, de modo que no se niegue que alguna criatura haya sido creada por Dios, y por otra parte, contra los pelagianos, a fin de que en todas las edades sea reparada la naturaleza humana perdida. | Los pelagianos enseñan que no es Dios el purificador, salvador y liberador en todas las edades de los hombres. |
Los maniqueos reprueban la concupiscencia de la carne no como un vicio accidental, sino como si fuera desde la eternidad una naturaleza mala. | La fe católica contradice a unos y a otros, diciendo a los maniqueos: «No es naturaleza, sino pecado»; y a los pelagianos: «No procede del Padre, sino del mundo», a fin de que los unos y los otros no estorben que sea curada, como se cura la flaca salud, dejando los primeros de creerla incurable y los segundos de ensalzarla. | Los pelagianos la alaban como si no fuera ningún mal, sino antes un bien natural. |
Los maniqueos niegan que sobrevino al hombre bueno el principio del mal por el libre albedrío. | La fe católica refuta a unos y a otros, diciendo a los maniqueos: Dios hizo al hombre recto; y a los pelagianos: Si el Hijo os diere libertad, seréis realmente libres. | Los pelagianos enseñan que aun al hombre malo le basta el libre albedrío para cumplir los santos mandamientos. |
Los maniqueos dicen que el alma es una partícula de Dios y que es sujeto de pecado a causa de estar mezclada con una naturaleza mala. | La fe católica refuta a unos y a otros, diciendo a los maniqueos: Una de dos: o haced bueno el árbol y bueno también su fruto, o haced malo el árbol y malo también su fruto, lo que no se diría al hombre, impotente para producir una naturaleza, sino porque el pecado no es naturaleza, sino vicio. Y dice a los pelagianos: Si dijéramos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. | Los pelagianos afirman que el alma justa no es partícula, sino criatura de Dios, y que no tiene pecado ni aun en esta vida corruptible. |
Con estas enfermedades, contraria la una a la otra, luchan entre sí maniqueos y pelagianos; con diferente voluntad y con igual vanidad; distanciados los unos de los otros por una opinión diversa, aproximados por la misma mente perversa”.
(S. AUGUSTINUS, De contra duas epistolas pelagianorum libri quatuor, II 2, 2; PL 44, 572-573).
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