De la posesión de la tierra

Bienaventurados los Misericordiosos
(Lema JMJ 2016 Cracovia)

"No se imaginen (los ricos) que los hermanos de Cristo no alcanzarán otra posesión que la de los bienes celestiales, ya que, al parecer, sólo estos se les prometen; sepan que poseerán también los de la tierra, más esto será como quien no teniendo nada lo poseen todo; no mendigando como miserables, sino poseyendo como dueños y propietarios, y siendo tanto más dueños y propietarios de los bienes terrenos cuanto más desprendidos estén de ellos".
(San Bernardo, Sermones sobre los Cantares 21,7)

"La misericordia es profecía de un mundo nuevo, en el cual los bienes de la tierra y del trabajo están distribuidos equitativamente y ninguno está privado del necesario, porque la solidaridad y el compartir son la consecuencia concreta de la fraternidad".
(SS Papa Francisco, Discurso al convocar el Año Jubilar Celestiniano, 5 de julio del 2014)

"Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra". (Ef. 1,10)

"A continuación el Señor añadió: Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Aquí se promete la posesión de la tierra a los sufridos y mansos, a los humildes y modestos, y a los que están dispuestos a soportar toda clase de injurias. No se debe estimar pequeña o de baja calidad esta herencia, como si fuera algo diverso del reino de los cielos, pues, en realidad, aquí se trata de aquellos que van a entrar en el reino de Dios. En efecto, la tierra prometida a los sufridos, y cuya posesión se dará a los mansos, no es otra sino los propios cuerpos de los santos, los cuales, como premio de su humildad, serán transformados en la resurrección feliz y se verán revestidos de una gloriosa inmortalidad. Esta carne, revestida así de inmortalidad, en nada contrariará ya al espíritu, antes bien, vivirá siempre en unidad perfecta y en consentimiento pleno con el querer del alma. Entonces realmente el hombre exterior será la posesión pacífica e inmutable del hombre interior. Esta tierra, pues, la poseerán los sufridos con una paz perfecta y sin que nada disminuya nunca el gozo de esta posesión, pues, entonces, esto corruptible se vestirá de incorrupción, y esto mortal se vestirá de inmortalidad; de este modo el castigo se habrá convertido en premio y lo que era carga se habrá tornado honor".
(Del Sermón de san León Magno, papa, Sobre las bienaventuranzas, Sermón 95, 4-6: PL 54, 462-464)


"La voz de la tórtola se ha oído en nuestra tierra" (Cant. 2,12)
"¿Te asombra que el Dios del cielo diga: en nuestra tierra?
¿Ignoras acaso que Él se hizo como uno de nosotros?
Dije mal: porque no sólo se hizo semejante a los hombres, sino que se hizo hombre.
Por esto reivindica para si nuestra tierra, no como posesión, sino como patria suya".

 
(San Bernardo, Sermones sobre los cantares, n.59,2

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