“Éste es el consejo: ‘Consuélense. Consuélense recíprocamente. Hablar de esto: pero yo les pregunto: ¿nosotros hablamos de esto, que el Señor vendrá, que nosotros lo encontraremos a Él? ¿O hablamos de tantas cosas, incluso de teologías, de cosas de Iglesia, de curas, de monjas, de monseñores, todo esto? Y nuestro consuelo ¿es esta esperanza? ‘Consuélense recíprocamente’: consuélense en comunidad. En nuestras comunidades, en nuestras parroquias, ¿se habla de esto, que estamos en espera del Señor que viene? ¿O se habla de esto, de aquello, de aquella, para pasar un poco el tiempo y no aburrirse demasiado?”.
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Las tentaciones de Cristo (Mt. 4,1-11) son:
La vida de la Iglesia se parece a la vida de Cristo. La primera tentación es la del progresismo de izquierdas y la segunda la del progresismo de derechas. Estas dos primeras tentaciones, en vez de usar del mundo para gozar de Dios, que es lo que hacen los buenos, quieren usar de Dios para gozar del mundo, que es lo que hacen los malos, según San Agustín (La Ciudad de Dios, libro XI, cap. 25).
Como explicaba Msr. Guerra Campos, fracasadas ambas, Satanás se vuelve abiertamente contra Dios, haciéndose igual a Dios y/o sustituyendo a Dios, en la tercera tentación. Es lo que pasa. Se establece la lucha entre las descendencias de la Mujer y el dragón.
San Bernardo, en su sermón 63,5 sobre los Cantares, dice: "De las viñas del Señor de los ejércitos podemos decir lo que el mismo Señor dice hablando del reino de Dios, que está dentro de nosotros (Lc. 17,21), leyéndose en el Evangelio que el reino de Dios será dado a gentes que den frutos de buenas obras (Mt. 21,43). Estos frutos no son sino aquellos de que nos habla San Pablo cuando dice: Los frutos del Espíritu Santo son: caridad, gozo, paz, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad" (Gal. 5, 22-23).
En el número 6 del mismo sermón 63 dice: Esta parábola es del tiempo actual.
Como explica Mr. Luis María Martínez en su libro "El Espíritu Santo", sus consuelos son la dulzura de sus frutos que enumera San Pablo (Gal. 5,22-23, y sistematiza Santo Tomás (S. Th. 1-2 q70 a3). Mr. Luis M. Martínez en el mismo libro dice: "Las bienaventuranzas son también frutos, son los frutos más exquisitos que el Espíritu Santo produce en las almas".
El verso citado por San Bernardo está después del recuerdo de la piedra angular rechazada.
La Mujer, Esposa del Espíritu Santo, cuyos frutos los darán, recibiendo sus consuelos, aquellos a quienes se entregará el Reino que rechazan los que desprecian la piedra angular.
"Éste fue el principal trabajo de Jesús" en los "40 días entre la Resurrección y la Ascensión: consolar a los discípulos; acercarse y dar consolación".
(SS el Papa Francisco, homilía en Santa Marta el 10 de diciembre del 2013)
"Se llama Virgen de Consolación a la imagen que representa a la madre de Dios en la tradición cristiana, y que alude a ésta como defensora del Apocalipsis como libro fundamental para el consuelo de los cristianos".
(Nuestra Señora de Consolación o Virgen de Consolación)
(Nuestra Señora de Consolación o Virgen de Consolación)
"Cristo fue ungido con el aceite espiritual de júbilo, es decir, con el Espíritu Santo, que se llama aceite de júbilo, porque es el autor y la fuente de toda alegría espiritual".
(De las Catequesis de Cirilo de Jerusalén, Catequesis 21 [Mistagógica 3],1-3: PG 33,1087-1091)
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