Yo no soy un filósofo ni un teólogo, pero después de leer en una revista de esas que "parece que alguien está haciendo pruebas con una computadora" me atrevo a poner lo siguiente:
Es muy interesante mucho de lo que se escribe hoy sobre la era inflacionaria, el big-bang y los prinipios antrópicos, pero encuentro mucho más trascendente lo que me ha sugerido San Bernardo:
Aunque se trata de una misma Eternidad, visto desde nuestro mundo, estamos como en el gozne de dos eternidades, en el cual se está regenerando el género humano.
Por eso he añadido en la tabla de tríadas teológicas estas dos:
"Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado".
(Jn, 6,29) |
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"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado".
(Jn. 17,3) |
"Y a los que predestinó, a éstos también llamó; | y a los que llamó, a éstos también justificó; | y a los que justificó, a éstos también glorificó". |
"Hoy sabréis que viene el Señor | y | mañana veréis su gloria". |
En su libro "Hipótesis sobre María", Vittorio Messori (pag. 352 en la edición española), pone una frase de Jean Guitton que quiero tener muy presente: "María es la síntesis del tiempo, este segmento entre dos eternidades. En su Concepción Inmaculada se encuentra el estado anterior a la catástrofe de Adán. En su Asunción al cielo se encuentra el estado final de la humanidad, esa vuelta del Hijo que Ella anticipa. Ella es la criatura del principio y del fin".
"Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, reconocer tu grandeza en la perfección de los santos, y sobre todo, en esta conmemoración de Santa María Virgen, glorificar tu bondad con su mismo cántico de alabanza.
En verdad hiciste maravillas en toda la tierra y prolongaste de generación en generación la generosidad de tu misericordia, cuando miraste la humildad de tu servidora, y, por medio de ella, nos diste al autor de nuestra salvación, tu Hijo, Jesucristo Señor nuestro.
Por él, adoran tu grandeza los ángeles que se alegran eternamente en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando alegremente:
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre. |
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. |
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. |
Al mismo tiempo, María rememora las maravillas que Dios ha hecho en la historia de la salvación, según la promesa hecha a nuestros padres (cf. Lc 1, 55), anunciando la que supera a todas ellas, la encarnación redentora. |
La Eucaristía, en efecto, como el canto de María, es ante todo alabanza y acción de gracias. Cuando María exclama «mi alma engrandece al Señor, mi espíritu exulta en Dios, mi Salvador», lleva a Jesús en su seno. Alaba al Padre «por» Jesús, pero también lo alaba «en» Jesús y «con» Jesús. Esto es precisamente la verdadera «actitud eucarística». |
En el Magnificat, en fin, está presente la tensión escatológica de la Eucaristía. Cada vez que el Hijo de Dios se presenta bajo la «pobreza» de las especies sacramentales, pan y vino, se pone en el mundo el germen de la nueva historia, en la que se «derriba del trono a los poderosos» y se «enaltece a los humildes» (cf. Lc 1, 52). María canta el «cielo nuevo» y la «tierra nueva» que se anticipan en la Eucaristía y, en cierto sentido, deja entrever su 'diseño' programático. |
"Cuando la Virgen María provino,
como una rosa dorada de las flores de la madre Eva, el vástago se nos hizo virgen (virga/virgo), Alfa se nos hizo Omega, pues el Principio se hizo Fin, esto es, lo eterno se hizo temporal" (Alani de Insulis, Serm. II, In Annuntiatione Beatae Mariae, quando evenit dominica in Palmis) |
Ahora se oye el crujido de la articulación entre dos eternidades, que como dos placas tectónicas infinitas, cada una por su lado, levantan collados y hunden simas en los rompimientos y fallas del presente.
Camino(s) ascendente(s):